Dotar de inteligencia a los sistemas de iluminación, hídricos y de energía en una ciudad es una solución que permite un uso más eficiente de los recursos. Esto se traduce en menos emisiones de gases de efecto invernadero.
La Unión Europea estableció como meta disminuir su consumo energético con miras al 2020, con el fin de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y así, hacer frente al cambio climático. Para ello, una de las estrategias ha consistido en el cambio de las redes que administran los servicios básicos, con las que han conseguido concientizar a los usuarios acerca de su consumo y disminuirlo.
Estados Unidos, Canadá, Corea del Sur, Alemania, España e Italia son algunos de los países que han optado por introducir este tipo de sistemas, considerado como uno de los componentes relevantes dentro de las ciudades inteligentes, donde el uso de las tecnologías de la información está directamente relacionado a mejorías de calidad, desempeño e interactividad de los servicios urbanos. El uso de estos sistemas sumado a otros sensores permite establecer, por ejemplo, presión y pH. Esto, además de definir con facilidad las zonas de filtraciones subterráneas, consideradas como una de las principales dificultades en la gestión de una ciudad, pues al estar enterradas, rastrear las filtraciones que pueden ser pequeñas o absorbidas por el suelo es una de las labores más complejas y que a la larga genera grandes pérdidas de agua. Además, con la implementación de este tipo de sistema podrían evitarse situaciones como la ocurrida a inicios de junio, donde una gran filtración inhabilitó el sistema de transporte en el eje Alameda-Providencia.
Infraestructura pública
Estamos viviendo una época de urbanización sin precedentes y las últimas tendencias a nivel mundial van dirigidas hacia la iluminación digital y la eficiencia energética. “Entendemos que el cambio global implica también un proceso de transformación y adaptación y por eso creemos que la renovación de la infraestructura de iluminación de ciudades y espacios públicos ofrece una oportunidad para mejorar la vida de las personas a través de beneficios económicos, sociales y ambientales. La tecnología LED y sistemas de control hoy cumple un papel relevante, ya que permite crear un entorno de vida energéticamente más eficiente, más seguro, además de transformar las ciudades en lugares más atractivos para vivir y visitar”, asegura Milenko Vlatko, Channel Lighting Manager dePhilips.
La sustentabilidad es otro de los factores de desarrollo de las smart cities.
“Nosotros concebimos a las ciudades inteligentes como aquellas que tienen la capacidad de adaptarse para hacer que el entorno sea más habitable, sustentable y eficiente. Desde esa perspectiva, prácticamente todos tenemos algo que aportar desde el desarrollo tecnológico hasta los ciudadanos con el ahorro de consumo”, sostiene Alex Bustos, gerente de ventas mercado cities energy, de Schneider Electric. Él señala que al ser sustentable, una smart city reduce las consecuencias ambientales de la vida urbana, sobre todo si se considera que las ciudades son las mayores emisoras de carbono con sus carreteras, espacios públicos y edificios.
Parte del concepto “smart grid”, que otorga inteligencia al control de la red y sus configuraciones, son los medidores inteligentes que hacen más eficiente la gestión de la distribución de energía eléctrica en Chile, disminuyendo errores de lectura. De acuerdo a cifras de Smart Energy GB, empresa dedicada a la gestión de energía en Reino Unido, la incorporación de este tipo de medidores en ese país generará £6 mil millones (US$7.380 millones) por concepto de ahorro en las cuentas de los usuarios al 2030, cifra que podría homologarse en nuestro país de llevar a cabo programas masivos de cambio de medidores. Estudios de la industria incluso muestran que tras la implementación y procesos de concientización, hay usuarios que alcanzan ahorros de hasta 12%, dado que logran controlar de mejor manera el consumo de sus hogares.
Inteligentes y transparentes
Contar con smart meters “es el primer paso para hacer más transparentes los cobros de energía eléctrica hacia los consumidores y es de esperar que junto con esto se avance en disminuir las brechas de asimetría de información respecto de las tarifas aplicadas a los clientes. También es esperable que la nueva información que levanten estos medidores sea de acceso fácil, en un lenguaje cercano y gratuito para los clientes”, dice Diego Escalona, profesional de la línea de desarrollo de medición y verificación de la Agencia Chilena de Eficiencia Energética (AChEE).
Hoy más de 40 millones de hogares cuentan con este sistema de contadores en Europa, que es concebido como el primer paso de una solución que permite a los consumidores tomar mejores decisiones, tener mayor información de los horarios de uso, y en el mediano plazo, ofrecerá tarifas personalizadas a las propias necesidades de consumo de cada cliente. “La medición inteligente es una solución compuesta por nuevos equipos de medida, concentradores de datos, infraestructura de telecomunicaciones y sistemas centrales que permiten una gestión remota y automatizada de los medidores mediante un flujo bidireccional de información por las redes eléctricas, optimizando el funcionamiento de éstas, ofreciendo el acceso a más y mejores servicios y contribuyendo a mejorar la confiabilidad, seguridad y calidad en el uso de la energía eléctrica”, plantea Gianni Ceneri, responsable de medición inteligente de Enel para Latinoamérica.
En marzo, Chilectra presentó una primera fase de recambio sin costo para clientes, que incluye a 50.000 medidores en 12 comunas de la Región Metropolitana, pertenecientes a la zona de concesión de la compañía.
Fuente: Revista Electricidad