Christiana Figueres: «El esfuerzo de Chile en energías renovables y ponerle precio al CO2 es impresionante»

La líder de las conversaciones para bajar las emisiones señala que ningún país está haciendo lo suficiente, pero el proceso recién comienza.

El 1 de julio, Christiana Figueres (59) termina su periodo como secretaria ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) tras seis años, y lo hará como la más exitosa en su puesto.

Figueres, quien tomó el mando en 2010 tras el fracaso de la convención de Copenhague el año anterior, lideró las conversaciones que lograron llegar a un acuerdo global para bajar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), en diciembre de 2015.

La semana pasada, la antropóloga costarricense respondió las preguntas de periodistas latinoamericanos a través de un webinario en el que participó La Tercera, donde explicó los ejes que contempla el acuerdo de París -que debería firmarse hoy por decenas de países en Nueva York-. La experta reconoció que las contribuciones no cumplen con lo que dicta la ciencia para la descarbonización del planeta, y que “si bien se respetó el espacio de las contribuciones, se entiende que no son el final del trayecto, sino el primer paso, de lo que las economías pueden hacer ahora”. Cada cinco años, dijo, se evaluará la situación y los países deberán ampliar su compromiso.

La meta, explicó, es que para la segunda mitad de este siglo, el balance ecológico esté reestablecido, lo que requiere que los países separen su crecimiento económico de sus emisiones de GEI, para llegar a niveles de cero emisiones netas (zero net emissions) o  que el balance entre lo que estamos emitiendo y lo que el planeta puede absorber naturalmente sea 0.

¿Cuál debería ser el rol de América Latina para no sobrepasar los 2 ºC?

Lo más urgente es que cada país se fije en el plan nacional de cambio climático que desarrolló, y que sometió públicamente al mundo a través de nosotros en la secretaría, y busque cómo implementarlo lo más pronto posible. Algunas de esas medidas están al alcance de los gobiernos, algunas necesitan apoyo financiero o técnico, pero yo diría: empecemos con lo que tenemos a mano, con lo que sí podemos implementar. Por supuesto que para ayudar al planeta, pero también, porque son prioridades nacionales, independientemente que no tuviéramos cambio climático -que sí lo tenemos-, son medidas que queremos hacer desde un punto de vista soberano y eso me parece que es lo más urgente, mientras vamos desarrollando el marco de políticas y reglamentos que son necesarios para atraer la inversión y las otras medidas que necesitan apoyo financiero y técnico.

Prioridad latina

Figueres enfatiza en que para los países latinoamericanos, cumplir con su compromiso e ir hacia una economía más verde significará proteger a las poblaciones más vulnerables. “Más emisiones significa una desestabilización del sistema atmosférico, lo cual tendría impactos naturales sobre la región que nos obligaría a un constante reconstruir de toda la infraestructura básica, usando recursos del gobierno. Si eso fuera así nos estaríamos condenando a nunca salir de la pobreza. Estamos frente a una encrucijada muy clara: nos vamos  por un camino de más emisiones y más pobreza o por uno de menos emisiones y pobreza, lo que decidiremos en los próximos 5 a 10 años, es una decisión inmediata.

¿Qué opina sobre las contribuciones de los países latinoamericanos? ¿Le parecen suficientes?

Esa pregunta presupone que tenemos un umbral “correcto” y eso no existe, porque el umbral correcto es el que determina la ciencia y sabemos que no podemos llegar a él hasta unos cuantos años. Todos estos planes nacionales de cambio climático son esfuerzos nacionales, que son un muy buen primer paso.

¿Cómo evalúa las acciones que están tomando los países latinoamericanos, como Chile, que tienen poca contribución de GEI, pero en aumento?

Ningún país está haciendo lo suficiente según la ciencia, así que no tenemos que apuntar a ningún país en específico, porque todos están haciendo lo que pueden. Me parece que el esfuerzo que está haciendo Chile en torno a las energías renovables y a ponerle precio al carbono y a un mercado de carbono, es un esfuerzo, de veras, impresionante. Como sabemos, eventualmente tenemos que llegar a internalizar los efectos del cambio climático en la economía global y eso se hace a través de ponerle un precio al carbono, en un esquema de transacciones, con un impuesto al carbono y otras medidas que se están probando ahí, pero ese esfuerzo de Chile de tener esa medida es de liderazgo, puesto que no todos los países lo están haciendo todavía, pero todos caminan en esa dirección.

¿Cómo tratar de depender cada vez menos de financiamiento externo para cumplir con las metas?

Sólo el 25% de las reducciones  contempladas en los programas nacionales (INDC) dependen de algún tipo de financiamiento externo, aquí la oportunidad es empezar con al menos el 75% que son medidas y políticas prioritarias y de urgencia nacional, independiente del cambio climático y mientras hacemos ese 75% vamos impulsando el marco regulatorio que nos permite atraer la inversión.

Fuente: La Tercera